El mundo globalizado en el que nos desenvolvemos nos
empuja cada vez más hacia una revolución tecnológica que cada día nos exige más
se competentes ante la situación.
Debido a lo anterior, la educación debe planearse acorde
a dicha manera tecnológica de llevar a cabo las tareas que nos competen.
En este sentido los dispositivos móviles definidos por
Morillo (s.f.) como aparatos que tienen movilidad, con un tamaño reducido, que
permiten la comunicación inalámbrica y la interacción con las personas; pueden
verse por los docentes como herramientas que pueden ser base para el desarrollo
de los contenidos curriculares de forma tal que el estudiantado se vea envuelto
e interesado en el proceso de enseñanza y aprendizaje que le compete.
Ante esta situación es necesario tomar en cuenta que no
podemos quedarnos con las llamadas escuelas dinosaurios mencionadas por Fernández
(2003), quien afirma que que las TIC se deben incorporar progresivamente en las
organizaciones educativas, tomando en cuenta que son necesarias para la
sociedad del futuro, esto por cuanto sin ellas los centros educativos
parecerían “escuelas de dinosaurios…” (p.34). Ya que las mismas operarían de
forma muy tradicional.
Debido a lo anterior, que debemos movernos en pro de
hacer del uso de la tecnología de las aulas como el común denominador de
nuestras instituciones, esto si es que queremos lograr avances en materia
pedagógica y si deseamos que cada vez más los estudiantes dejen de ser pasivos
en el proceso para convertirse en activos capaces de desarrollar capacidades y
habilidades que los capaciten para la vida.
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